El libro de los Salmos
SALMO 129
Cántico para los peregrinos que suben al templo.
1 Durante toda mi vida mis enemigos me han atacado. Israel, dilo otra vez.
2 Durante toda mi vida mis enemigos me han atacado, pero nunca me han derrotado.
3 Me han golpeado hasta dejarme con heridas profundas. Mi espalda se ve como si un agricultor hubiera arado largos surcos en ella.
4 Pero, el Señor hace lo correcto; cortó las cuerdas y me libró de esa gente perversa.
5 Que todos los que odian a Sión sean avergonzados. Que se les ponga un alto y que los saquen de aquí.
6 Serán como la hierba plantada en un techo, que muere antes que tenga tiempo de crecer.
7 El cosechador no encontrará suficiente de ella para hacer manojos.
8 Que cuando la gente pase cerca de esos malvados nunca les digan: “¡Que el Señor te bendiga! ¡Te bendecimos en el nombre del Señor!”